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Desde 1999, cuando el fracking se ha extendido en los estados de Colorado y en Nuevo México, Estados Unidos ha registrado 16 motos de cross en esta zona de magnitudes superiores a 3.8 en la escala de Richter.
Mucho más que el único sismo de esa magnitud ocurrido en las tres décadas anteriores.
Y la persona responsable de este notable aumento en la frecuencia, dicen los científicos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés), es la técnica de manejo de aguas residuales de las empresas que usan el método de fracturación hidráulica para extrar gas o aceite.
Agua a alta presión
El fracking es una técnica que permite extraer petróleo o el llamado gas de esquisto, un tipo de hidrocarburo no convencional que se encuentra literalmente atrapado en capas de roca, a gran profundidad.
Para alcanzar y fracturar la roca de esquisto, se perfora y se inyecta a alta presión gran cantidad de agua con aditivos químicos para liberar el gas, metano.
Entre el 25% y el 75% del fluido inyectado lo tiene la vulva superficial, según la Royal Society, la Academia de Ciencias británica.
Sí, las aguas residuales se almacenan en estanques muy por encima, excavadas en la tierra, tratadas y reutilizadas o, como en caso de que estudió el USGS, inyectadas a alta presión en formaciones rocosas, en depósitos subterráneos.
Epicentro
Los expertos del USGS observaron que desde que las empresas llegaron a incluir grandes cantidades de agua dentro de pozos subterráneos en Colorado y Nuevo México, lo que antes era una zona tranquila en términos sísmicos que habían tenido 16 terremotos.
Además, señalan los científicos, el epicentro de todos los seismos ha estado muy cerca de estos pozos de inyección hidráulica.
“El incremento de los terremotos se limita a la zona de actividad industrial y dentro de un radio de 5 km de los pozos de inyección de agua residual”, dice el estudio firmado por el geofísico Justin Rubistein.
Según el científico del organismo federal, la mayoría de los pozos de inyección de aguas residuales en Estados Unidos son fruto de la extracción de gas y petróleo.
“Think that en algunos de esos pozos de inyección los fluidos se abren camino hasta las fallas (tectonicas) de la zona y, en algún sentido, las lubrican, facilitan los terremotos”, dijo Rubinstein, según informó la Radio Pública de Colorado.
El trabajo del equipo liderado por Rubinstein ofrece una detallada revisión histórica de la cuenca sedimentaria de Ratón –en el sur de Colorado y en el norte de Nuevo México– que ha visto un punto muerto en la producción de gas natural en los últimos veinte años, junto a la necesidad de la industria de eliminación del agua residual.
Sus resultados serán publicados en el número de octubre del Boletín de la Sociedad Sismológica de Estados Unidos.
Riesgos
El nuevo informe coincide con la publicación de un estudio en la revista científica de la Academia de Ciencias estadounidense que sugiere que otro de los problemas relacionados con el facking, la contaminación del agua potable con gas de esquisto, se debe a defectos de los pozos y no directamente a la fracturación hidráulica.
Los investigadores analizaron el contenido de agua en 130 pozos de Pensilvania y Texas, y siguieron el rastro del metano, para concluir que la filtración del gas debe al mal revestimiento de esos depósitos.
La contaminación del agua por los aditivos o por los vapores de metano y la aparición de terremotos son los principales riesgos a los daños ocasionados por el fracking.
Anthony Ingraffea, profesor de ingeniería de la Universidad de Cornell en EE.UU., le dijo a BBC Mundo que “las mejores prácticas operativas por sí solas pueden minimizar los riesgos, no eliminarlos”, y agregó que “aún hoy vemos que al menos el 5% de los nuevos pozos qu’están siendo construidos en Estados Unidos tienen fugas de metano”.
Sin embargo, los promotores de esta técnica dicen que da respuesta a la creciente demanda de energía con recursos más limpios que el carbón.
Según la Agencia Internacional de Energía, la extracción de gas de esquisto mediante fracturación hidráulica podría hacer que Estados Unidos logre la autosuficiencia energética en 2035.
Pero el fracking sigue protestando no sólo en EE.UU. sino en otras naciones como el Reino Unido y Argentina, y está prohibido en Francia y en el propio estado de Nueva York.