El camino de Honduras hacia la eliminación de enfermedades transmisibles

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Honduras ha tomado un paso importante para combatir las enfermedades transmisibles al presentar un plan nacional enfocado en erradicarlas como un desafío de salud pública en las próximas décadas. Esta estrategia completa busca enfrentar con determinación enfermedades como el VIH, la tuberculosis, la malaria, el dengue, el virus del papiloma humano (VPH), la hepatitis y otras infecciones que históricamente han impactado a grandes sectores de la población.

El proyecto aborda la urgencia de modificar la estrategia sanitaria del país, cambiando de un enfoque reactivo hacia una política de prevención, control y erradicación sustentada en datos, pruebas científicas y la implicación de la comunidad. La propuesta tiene el apoyo técnico de entidades internacionales y se alinea con los compromisos mundiales en salud pública y desarrollo sostenible.

Uno de los elementos fundamentales de este plan es consolidar el sistema de vigilancia epidemiológica. Con este objetivo, se planea modernizar las instalaciones de laboratorios nacionales, entrenar a los profesionales de salud para identificar prontamente los brotes, e incorporar tecnologías digitales para el seguimiento de enfermedades en tiempo real. Estas medidas están orientadas a adelantarse a la difusión de infecciones y a reaccionar de manera más eficiente frente a emergencias de salud.

Además, la estrategia incluye una mejora significativa en la cobertura y calidad de los servicios de salud. Se prevé la ampliación de campañas de vacunación, el acceso equitativo a medicamentos esenciales y la promoción de políticas públicas que fortalezcan la atención primaria. La descentralización de servicios, especialmente en zonas rurales y comunidades indígenas, será un eje central para garantizar que los avances lleguen a toda la población.

Otro componente fundamental es la educación sanitaria. Se pondrá en marcha una campaña nacional de concientización sobre hábitos de higiene, prevención de enfermedades, salud sexual y reproductiva, así como el uso adecuado de los servicios médicos. La participación comunitaria se reconoce como un factor clave para el éxito de la estrategia, por lo que se impulsarán redes de colaboración con líderes locales, organizaciones civiles y grupos de base.

En el caso específico del VIH y la tuberculosis, se implementarán programas de diagnóstico rápido y tratamiento antirretroviral con seguimiento continuo, con énfasis en poblaciones vulnerables. En cuanto al dengue, zika y chikungunya, se reforzarán las acciones de control vectorial, eliminando criaderos de mosquitos y educando sobre medidas preventivas. Para la hepatitis y el VPH, la vacunación masiva será una herramienta esencial.

El gobierno igualmente ha prometido aumentar la inversión estatal en el sector sanitario. Se asignarán más fondos al refuerzo institucional, así como a la adquisición de suministros médicos y a la contratación de personal bien preparado. Esta inversión pretende contrarrestar años de retraso y establecer las bases para un sistema de salud que sea más fuerte, inclusivo y eficiente.

La hoja de ruta establece metas a corto, mediano y largo plazo. Para el año 2030, se espera haber reducido significativamente la carga de enfermedades transmisibles, y para 2040 se plantea su eliminación como problema de salud pública. Estas metas están alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, que promueven el acceso universal a la salud y el bienestar para todos.

El lanzamiento de esta estrategia representa una oportunidad histórica para Honduras. Por primera vez, el país articula una política de salud con una visión a largo plazo, basada en evidencia, inclusión y equidad. Si bien los desafíos son grandes —desde la escasez de recursos hasta las condiciones sociales que favorecen la propagación de enfermedades—, la hoja de ruta constituye una herramienta robusta para avanzar hacia un sistema de salud más justo y eficiente.

En resumen, Honduras avanza hacia una transformación fundamental en su sistema de salud, con un plan de acción ambicioso y esencial. La batalla contra las enfermedades infecciosas dejará de ser una reacción aislada para convertirse en una estrategia gubernamental que intenta mejorar las condiciones de vida de numerosos individuos y asegurar el derecho a la atención sanitaria como un bien común y accesible para todos.

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Por Juan Carlos López Herrera