La relación entre Ucrania y su principal aliado en Europa está en un momento delicado, de alta tensión. Esta semana se han sucedido las declaraciones cruzadas que han profundizado la crisis desatada por el veto de Polonia a la importación de productos agrícolas ucranios. Después de unos días críticos en los que todo podía saltar por los aires, este viernes, el presidente polaco, Andrzej Duda, ha intentado relajar el ambiente y ha apelado a la “dimensión histórica” de la “cooperación y el apoyo a Ucrania”. Miembros de su Ejecutivo como el ministro de Exteriores, Zbigniew Rau, han querido también reafirmar su compromiso con Kiev, pero dejando claro que mantendrán el veto y no cejarán en la defensa de los intereses de sus agricultores.

La semana en la que la relación bilateral ha peligrado empezó con la denuncia de Kiev a Varsovia, junto a Budapest y Bratislava, ante la Organización Mundial del Comercio por prohibir unilateralmente la venta de productos agrícolas ucranios en sus territorios. El pasado 15 de septiembre expiró el acuerdo temporal con el que la UE resolvía la crisis de los cereales iniciada en abril. El martes, ante la Asamblea General de la ONU, el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, cuestionó la solidaridad de países europeos, sin nombrarlos, y denunció que le estaban haciendo el juego a Moscú. Esas palabras encolerizaron a Varsovia, que llamó urgentemente a consultas al embajador ucranio. El miércoles por la noche, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, anunció en una entrevista que su país, uno de los principales aliados militares de Ucrania, cesaba el envío de armas al vecino invadido para centrarse en modernizar su propio arsenal.

El portavoz del Gobierno, Piotr Müller, intentó aclarar el jueves que el primer ministro se refería a envíos de armas nuevas que están adquiriendo, pero que las transferencias que ya estaban comprometidas continuarían. Las palabras de Morawiecki, sin embargo, habían hecho sonar todas las alarmas entre los aliados. Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, informó en rueda de prensa de que estaba en consultas con Varsovia para asegurarse de que entendían “perfectamente” su postura, pero confió en que “Polonia seguirá apoyando a Ucrania”. Gitanas Nauseda, presidente de Lituania, pidió a sus homólogos polaco y ucranio “resolver las tensiones actuales” y se ofreció como mediador. “Somos socios y amigos, el Triángulo de Lublin siempre permanece unido”, añadió en un mensaje en la red social X (antes Twitter).

Duda ha reconocido “la preocupación” que ha generado lo que ha descrito como un “intercambio de opiniones en los medios y en foros políticos”. Él mismo echó más leña al fuego el martes cuando, en declaraciones ante medios polacos en Nueva York, comparó a Ucrania con una persona que se ahoga y que, en su intento desesperado de no sucumbir, puede arrastrar a quien intenta rescatarle. “Quiero decirles lo siguiente: para mí, la cooperación con Ucrania y el apoyo a Ucrania tienen una dimensión histórica. Lo digo con toda seriedad”, ha intentado tranquilizar en el Congreso para la Reconstrucción de Ucrania y a través de un mensaje en X. “No creo que una disputa política y jurídica pueda borrar todos estos logros”, ha continuado. “Se trata de una cuestión que simplemente debemos resolver entre nosotros”.

Proteger a los agricultores

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En un artículo publicado en Politico este viernes, el ministro Rau ha asegurado: “Seguiremos apoyando a Ucrania, pero debemos proteger a nuestros agricultores”. El jefe de la diplomacia polaca afirma que en su afán por ayudar al país vecino, Varsovia permitió la entrada de cereal ucranio que debía ser exportado a otros países, pero el plan resultó ser “un ardid para permitir la venta sin límites de grano” en Polonia. Como resultado, Rau asegura que Ucrania exportó 600 veces más cereal a su vecino en los primeros cuatro meses de 2023 que en todo el año anterior, con la consecuente “alteración del mercado y perdidas para los agricultores polacos”. Esto, afirma, “no dejó otra opción” al Gobierno polaco que imponer un veto a las importaciones. Los partidos de la oposición que concurren contra el ultraconservador Ley y Justicia (PiS) en las elecciones del próximo 15 de octubre sostienen, sin embargo, que el Ejecutivo recibió advertencias de que la situación podía ser problemática mucho antes de que finalmente estallaran las manifestaciones de agricultores, y no buscó soluciones a tiempo.

Varsovia tomó la decisión de vetar la entrada de productos agrícolas unilateralmente en abril, ignorando que las competencias en comercio son de la UE. Después se le unieron otros países y la Comisión Europa intervino para cerrar un pacto temporal que impedía la importación, pero permitía el tránsito de los productos agrícolas, también en Hungría, Eslovaquia, Rumania y Bulgaria. Este es el acuerdo que expiró el pasado 15 de septiembre, tras el cual Polonia decidió de nuevo volver a la vía unilateral. Bulgaria aceptó el fin de la solución europea, aunque después, ante protestas de agricultores, vetó algún producto ucranio. Rumania y Eslovaquia ya han encontrado soluciones conjuntas con Kiev. En un acto electoral, Morawiecki ha afirmado este viernes que no dudará en volver a “emprender acciones unilaterales” si vuelven a producirse distorsiones en otros mercados.

En sus argumentos para defender los intereses nacionales polacos, el ministro de Exteriores polaco aprovecha para atizar a otros aliados: “La nación polaca tiene motivos legítimos para preguntarse por qué debe pagar dos veces la factura de la ayuda a Ucrania, mientras que las sociedades europeas más ricas siguen sin querer asumir más responsabilidades y mantienen una política de cooperación con Moscú desde hace demasiado tiempo”. Rau concluye: “Polonia seguirá respaldando los esfuerzos de Ucrania por ingresar en la OTAN y la UE. Pero Varsovia también se opondrá a cualquier competencia desleal”. En declaraciones a la agencia estatal PAP, recogidas por Reuters, el titular de Exteriores ha afirmado que recuperar la atmósfera habitual de las relaciones requerirá un esfuerzo diplomático “titánico”.

El ministro de Bienes Estatales, Jacek Sasin, también ha hablado sobre la crisis: “Debemos velar por nuestros propios intereses, aunque hemos apoyado, seguimos apoyando y apoyaremos a Ucrania en su lucha contra Rusia, porque redunda en nuestro interés”. “El hecho de que discutamos sobre algunas cuestiones (…) no significa que nuestras relaciones sean completamente de Guerra Fría. No es así. Cuando podamos cooperar, cooperaremos”, ha añadido Sasin en declaraciones recogidas por el diario Rzeczpospolita.

Mientras, el ministro de Agricultura, Robert Telus, se ha centrado en enviar un mensaje al campo polaco, uno de los principales caladeros de votos de PiS. En una conferencia de prensa, ha asegurado que el Ejecutivo no dejará de apoyarles y no levantará el veto, a no ser que encuentren “una solución común, fiable, segura y eficaz para que los intereses de los agricultores polacos estén garantizados y el grano ucraniano no entre en Polonia”. Telus aseguró que las dos partes continuarán las negociaciones y “buscarán una solución”. “Me alegro de que Ucrania haya empezado a hablar con nosotros y no con la UE directamente, puenteándonos”, ha añadido a modo de reproche.

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