La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, acompañada de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha viajado este domingo a Lampedusa, epicentro de la emergencia migratoria en el Mediterráneo y reflejo de los retos que Italia y la UE tienen por delante, para reclamar a Bruselas mano dura. “El objetivo deben ser las repatriaciones, no la redistribución de los migrantes” entre los Veintisiete, pidió la líder ultraderechista. Y advirtió: “El futuro de Europa se juega aquí, porque el futuro de Europa depende de la capacidad de Europa de afrontar los grandes desafíos, como estos flujos migratorios sin control”.

Meloni insistió en que el único modo de afrontar la emergencia migratoria pasa por trabajar en los países de origen, impidiendo que los migrantes se suban a las embarcaciones y se echen al mar para llegar a Europa.

Ursula von der Leyen trató de satisfacer algunas de las clásicas demandas de Meloni, aunque sin mostrar un elevado nivel de compromiso, sin aportar grandes novedades y evitando entrar en demasiados detalles. La presidenta de la Comisión presentó en la isla, que está más cerca de África que de Italia, un plan europeo de diez puntos para contener la inmigración irregular y compartir la gestión de los traslados de migrantes llegados a las costas italianas y de las de las repatriaciones, en los casos en los que no se den las circunstancias necesarias para conceder asilo. Von der Leyen subrayó: “Para mí es muy importante estar aquí porque la migración irregular es un reto europeo y necesita una respuesta europea”. Y añadió: “Seremos nosotros los que decidamos quién llega a Europa y no los traficantes”.

El programa que anunció la dirigente europea consta de diez compromisos, que recogen distintas posibilidades de colaboración de la UE con Italia. Entre otras, Bruselas considera actualizar la legislación europea contra el tráfico de personas —una medida que Meloni reclama desde que llegó al Gobierno—, aumentar las campañas de sensibilización y comunicación para desincentivar las travesías por el Mediterráneo y definir nuevos corredores humanitarios legales y seguros. Incluyen igualmente el aumento del retorno voluntario a los países de origen desde los países de tránsito y el refuerzo de la vigilancia marítima y aérea de las fronteras europeas.

También aparece en uno de los puntos el apoyo al mecanismo de solidaridad para que otros países europeos que quieran adherirse voluntariamente transfieran migrantes llegados a Lampedusa fuera de Italia. Este sistema ya lleva en marcha unos meses y Alemania lo interrumpió con Italia hace unos días, aunque más tarde lo reactivó tras los desembarcos masivos en la isla italiana.

Meloni había reclamado a la presidenta de la Comisión que “acelerase inmediatamente” la puesta en marcha del acuerdo firmado en julio con Túnez para contener el repunte de la migración irregular en el Mediterráneo y que transfiriera al país africano los 250 millones de euros acordados. En Lampedusa, Von der Leyen se limitó a señalar que la UE “trabajará con Túnez en la aplicación” del pacto y que acelerará “la adjudicación de nuevos proyectos y el desembolso de fondos”, sin especificar plazos.

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La primera ministra italiana ha vuelto a demandar a Bruselas “una misión europea, incluso naval si es necesario, de acuerdo con las autoridades norteafricanas”, para “detener la salida de las barcazas, verificar en África quién tiene derecho o no al asilo, y acoger en Europa solo a los que realmente tienen derecho”. Von der Leyen apuntó que “estudiará” las posibilidades de ampliar las misiones navales en el Mediterráneo y se comprometió a implementar la formación de los guardacostas tunecinos para frenar las salidas desde el país, que actualmente es el principal puerto de partida de las embarcaciones que están llegando a Italia.

La presidenta de la Comisión ofreció además a Roma el apoyo de las Agencias europeas de Asilo y de Fronteras en los trámites burocráticos que se ponen en marcha tras los desembarcos, como la toma de huellas dactilares de los migrantes para registrar las llegadas, los interrogatorios o la remisión de la documentación a las autoridades competentes.

Un grupo de migrantes, en un centro de acogida, antes de la visita de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, a la isla siciliana de Lampedusa, este 17 de septiembre de 2023.YARA NARDI (REUTERS)

Una visita relámpago

La primera ministra italiana invitó el viernes a la presidenta de la Comisión a viajar a Lampedusa, después de que en apenas seis días llegaran a la isla cerca de 12.000 migrantes. Von der Leyen tardó apenas unas horas en aceptar la invitación. Ha sido un viaje relámpago. El avión oficial que las llevó a Lampedusa ni siquiera apagó los motores. Ursula von der Leyen y Meloni pasaron en la isla poco más de dos horas. En una hora escasa recorrieron los principales puntos por los que transitan los migrantes que llegan a través del mar y después ofrecieron una rueda de prensa conjunta en el aeropuerto que duró algo menos de una hora. Las dos líderes se mostraron en todo momento con semblante serio y actitud distante, no se apreció muestra alguna de complicidad entre ambas en ninguna parte de la visita.

En primer lugar, pasaron por el centro de primera acogida, que está al límite de sus fuerzas, con una capacidad de 400 plazas y donde el domingo aún permanecían en torno a 1.500 migrantes, a la espera de ser trasladados a otros centros de Sicilia y la península. Los trabajadores y voluntarios que gestionan la estructura guiaron a las delegaciones. Centenares de migrantes que estos días se hacinan en las instalaciones recibieron a las autoridades italianas y europeas alzando las manos, reclamando atención y también se escucharon algunos aplausos. Aunque Meloni y Von der Leyen en ningún momento se pararon a hablar con ellos ni tuvieron interacción de ningún tipo con el grupo. La noche antes de la visita y a primera hora de la mañana, varios voluntarios se afanaban en limpiar los alrededores del centro de acogida que estos días estaban repletos de basura, restos de comida y botellas de agua vacías.

Las delegaciones se trasladaron después al puerto en el que desembarcan los migrantes y donde durante la noche llegaron cerca de 150 personas. Los desembarcos no se han detenido en los últimos días, aunque se han reducido considerablemente y el domingo, a diferencia de los días anteriores, no había ningún grupo de migrantes a la espera de ser trasladados al centro de acogida.

Meloni y Von der Leyen contemplaron las decenas de barcazas vacías, oxidadas y desvencijadas que se apilan en el puerto y en las que viajaban migrantes que llegaron por su cuenta a Lampedusa. La presidenta de la Comisión se comprometió a ofrecer ayuda a Italia para destruir esos barcos.

Una “cárcel a cielo abierto”

La presidenta de la Comisión y la primera ministra italiana llegaron acompañadas del ministro italiano de Interior, Matteo Piantedosi, y de la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson. A lo largo de su breve recorrido por la isla se han encontrado con protestas de los ciudadanos, que el sábado estallaron contra la gestión del Gobierno y la UE y pidieron que Italia establezca permanentemente dos embarcaciones frente a las costas de Lampedusa para rescatar a los migrantes en el mar y transferirlos a otros lugares. No quieren que Lampedusa se convierta en una “cárcel a cielo abierto” para los migrantes, como Lesbos. Meloni se bajó del coche oficial para hablar con un grupo de manifestantes, a los que agradeció “por la acogida que están brindando a los migrantes en estos momentos tan difíciles”. “Esperemos que no vengan solo a hacerse la foto y mañana vuelvan a olvidarse de nosotros”, gritaba una mujer en un corro de ciudadanos, entre aplausos.

Giacomo Sferlazzo, coordinador de las manifestaciones, protestaba: “Vienen aquí, se cierran en una habitación y dicen las mismas cosas de siempre. Deberían decir: ‘Estad tranquilos, estamos trabajando por vuestra paz, por los derechos de los migrantes, y para mantener la situación en un estado de calma, donde todos veremos garantizados nuestros derechos’. Hasta que no hagan esto, es mejor que no vengan a Lampedusa”.

En la posterior rueda de prensa, tanto la primera ministra italiana como la presidenta de la Comisión dieron las gracias a los lampedusanos. “Afrontan una situación muy difícil desde hace mucho tiempo. Nos hemos comprometido a mejorar las condiciones de la isla”, señaló Meloni y recordó los 45 millones de euros que su Gobierno ha destinado a la administración local para afrontar la gestión de las llegadas. “En estos días dramáticos la comunidad local ha seguido haciendo todo lo posible para apoyar a los hombres, mujeres y niños que han llegado a esta isla. Esta increíble solidaridad es reconfortante”, dijo Von der Leyen.

Desde Bruselas, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, afirmó que los líderes europeos hablarán sobre migración en la cumbre informal que celebrarán el 6 de octubre en Granada, bajo la presidencia española del Consejo de la UE de este semestre, y explicó que volverán a tratar el asunto en la reunión formal que mantendrán el 26 y el 27 de octubre. “La migración es un reto europeo que requiere una respuesta europea. No se dejará solo a ningún Estado miembro”, escribió Michel en la red social X (antiguo Twitter).

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