Fiel a su cita de los viernes, el presidente del sindicato United Auto Workers (UAW), Shawn Fain, ha intervenido a través de sus redes sociales para anunciar las últimas novedades en la huelga contra los Tres Grandes del motor de Estados Unidos: General Motors (GM), Ford y Stellantis. Cuando la huelga cumple tres semanas, Fain ha anunciado importantes progresos en las negociaciones y ha renunciado a ampliar la huelga por ahora a más trabajadores.

El sindicato UAW tiene 146.000 afiliados en esos tres grupos en Estados Unidos, de los que hay cerca de 20.000 en huelga. El sindicato reclama mejoras salariales, la supresión de la doble escala salarial y la garantía de una transición justa hacia el coche eléctrico. Las compañías ofrecen ya subidas de entre el 20% y el 23% en cuatro años y han hecho concesiones en otros puntos clave, que varían de compañía a compañía, como la posibilidad de convocar huelgas para evitar cierres de plantas, la de que se incluya en los convenios del sector a los trabajadores de plantas eléctricas, suavizar la doble escala salarial e introducir ajustes por la inflación.

Fain ha defendido su estrategia de huelga como gradual, agresiva si hiciera falta y estratégica en su ejecución. “No estamos aquí para empezar una lucha, sino para terminarla“, ha dicho este viernes.“Nuestra huelga está funcionando, pero aún no hemos llegado a la meta”, ha explicado.

La huelga se llama Levántate (Stand Up), un eco de las históricas huelgas Siéntate (Sit Down) de la primera mitad del siglo pasado que están en el origen del sindicato. Sin embargo, Fain ha innovado con su manual de gestión del conflicto con una estrategia de presión selectiva y gradual. Con ella, por un lado, evita consumir de forma rápida el fondo de huelga con el que el sindicato compensa a los trabajadores que paran. Por otro lado, mantiene a las empresas en vilo, pues no pueden planificar su actividad hasta el último momento. Y, además, esa estrategia le ha permitido ir premiando y castigando a las compañías en función de las negociaciones.

Para muchos trabajadores del sector, esta es la primera huelga en décadas. Por primera vez, además, el sindicato UAW ha decidido golpear a la vez a los Tres Grandes de Detroit. Es un conflicto de los trabajadores por tratar de agarrarse a la clase media, de la que se ven expulsados mientras las compañías logran beneficios récord y pagan sueldos multimillonarios a sus primeros ejecutivos. Ha llegado después de años de pérdida de poder adquisitivo por la elevada inflación y por las concesiones que hicieron los trabajadores en plena crisis financiera, cuando la viabilidad de las grandes compañías estaba comprometida.

La inflación está agudizando la conflictividad laboral en el país, que vive un resurgir del movimiento sindical tras décadas de declive. La última gran huelga que se ha puesto en marcha es del sector sanitario. Más de 70.000 trabajadores de Kaiser Permanente han sido convocados a una protesta de 72 horas en siete estados para exigir mejores condiciones y beneficios después del intenso sacrificio que la pandemia les exigió. Esta es la primera negociación de su convenio colectivo después de la crisis sanitaria.

La huelga del motor empezó hace tres semanas con la paralización de una planta de General Motors en Wentzville (Misuri), que fabrica el GMC Canyon y el Colorado; otra de Ford en Wayne (Michigan), que monta el modelo Bronco y la camioneta Ranger, y una tercera de Jeep, de Stellantis, en Toledo (Ohio), de donde salen los modelos Gladiator y Wrangler. En total, emplean a unos 14.000 trabajadores.

Hace dos semanas, Fain llamó a plantarse a cerca de otros 6.000 trabajadores de 28 centros de distribución de Stellantis y GM repartidos por 20 estados, salvando de la quema a Ford por haber mostrado una mayor voluntad negociadora.

El viernes de la semana pasada, el líder sindical convocó a la huelga a 7.000 trabajadores adicionales de la UAW en dos plantas: la de Ford en Chicago (Illinois), de donde salen los modelos Explorer y Lincoln Aviator y la de Lansing Delta de GM en Lansing (Michigan), que monta el Buick Enclave y el Chevrolet Traverse. En esa tercera ronda fue Stellantis la que se salvó de verse afectada por paros adicionales gracias a una oferta de último minuto.

La semana pasada, los trabajadores en huelga recibieron la histórica visita del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a un piquete de una instalación de General Motors en Belville (Michigan). “Manteneos firmes”, les pidió, megáfono en mano, al lado del líder del sindicato. Este jueves, la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, mostraba también el apoyo a los trabajadores de Kaiser Permanente: “Tienen derecho a la huelga. Y tienen derecho a negociar colectivamente, lo que hemos visto en múltiples casos en los últimos meses: cuando ambas partes se unen en un esfuerzo de buena fe, todos salen ganando”, dijo en la rueda de prensa diaria.

“El presidente siempre va a estar orgulloso de ser el presidente más prosindical de la historia. Lo ha dicho. Es una etiqueta que le han puesto los sindicatos. Y eso es porque ha hecho todo lo que ha podido para asegurarse de que los trabajadores sindicados sean respetados y tengan dignidad, y va a seguir defendiéndolos. Eso es algo de lo que nunca se echará atrás”, añadió.

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