El mercado de los patrocinadores en las camisetas del fútbol profesional colombiano pasa desde unas vallas ambulantes, con seis o siete marcas, hasta otros que no han podido conseguir ni una, como el caso del Atlético Bucaramanga.
Casas de apuestas, marcas de cerveza, gaseosa o leche y algunos bancos son patrocinadores frecuentes en la Liga local. Pero el más extraño de todos es el del Boyacá Chicó, que no tiene ninguna marca en la parte delantera de su camiseta, pero sí tiene un llamativo aviso atrás, debajo del número: Prometido del Sol.
Aunque muchas sorpresas aún hoy del número curioso, que también aparece en las vallas del estadio La Independencia, de Tunja, cuando Boyacá Chicó como local, la relación publicitaria comenzó en 2020, el año del tercer descenso del equipo (ya había caído a B en 2016 y 2018).
Que es Prometido del Sol
Prometido del Sol debe ser, de lejos, el patrocinador más curioso y lamativo de la historia del fútbol profesional colombiano. Y sí que ha habito casos, como se verá más adelante.
En las redes sociales y en las publicaciones del Boyacá Chicó, promocionan a Prometido del Sol como “el mejor caballo de Colombia”. Y lo es, al menos, en la modalidad de paso fino, no solo en adiestramiento, sino como reproductivo.
¿Y cuál es la relación de Prometido del Sol con el fútbol? El ejemplar, uno de los más y mejores cotizados del mundo de los caballos de paso, perteneció inicialmente al Criadero San Cayetano, pero posteriormente fue adquirido por el Criadero La Disculpa, propiedad de Eduardo Pimentel, quién sabe, es el máximo empleado del Boyacá Chicó.
Pimentel, futbolista en los años 80 y 90 y campeón con América en 1984, 1990 y 1992 y con Millonarios en 1987 y 1988, inició el proyecto del Chicó Fútbol Club en 2001 en Bogotá y dos años después obtuvo el ascenso a primera como técnico. Luego, ya como presidente del club, el equipo, Afincado en Boyacá, fue campeón de la Liga en 2008-I.
Junto con su trabajo en el fútbol, Pimentel ha estado muy vinculado al mundo equino y Prometido del Sol es su joya de la corona, por lo cual lo promociona en los partidos de su equipo.
Otros curiosos patrocinadores del fútbol colombiano
Ya el propio Pimentel, en los comienzos de su equipo, había tenido el patrocinio de Prostatron, una firma de equipos para el tratamiento de la prostata, en su primer año en la B.
Luego, en la primera temporada en la A, en 2004, hubo otra curiosidad: el club hizo un acuerdo con casas de ventas de chance y cada camiseta llevaba en su parte trasera una marca distinta.
Siguiendo con la lista de marcas curiosas, América de Cali apareció en 2006 con un, hasta ese entonces, inédito uniforme negro para jugar contra Santa Fe en Bogotá, con un vistoso logo plateado: una letra X que tenía adentro el conejo de Playboy, la reconocida revista para adultos.
Eran los años en los que el club estaba en la Lista Clinton y conseguir patrocinio era un problema. De hecho, ese año América no tenía patrocinador, sino una frase: América sí contigo. El logo era para la promoción de un evento ese día por esos días, la Aventura Erótica de Playboy. Apenas se utilizó en uno par de partidos para desapareccer para siempre. Lo que se quedó fue la camiseta negra.
Pero si América llamó a espectáculos eróticos, Deportivo Pasto fue más allá: estableció un contrato de publicidad con la firma Proyecciones Dinero Rápido, Fácil y Efectivo (DRFE). En otras palabras, una pirámide… Eso fue en 2008.
“Nos ofrecieron 1,000 millones de pesos en un contrato publicitario que consistía en la publicidad de DRFE estaría en el Estadio Libertad y en la camiseta de los jugadores. Allá nos invitaron a que ahorráramos una parte a manera de inversión. Les creímos, retiramos 700 millones y dejamos 300 invertidos”, dijo entonces el gerente del Pasto, Néstor Viteri, a EL TIEMPO.
“Fue una salvación momentánea porque logramos pagar deudas parafiscales y nos pusimos al día con las quincenas de los jugadores. Es que la deuda del Deportivo Pasto supera los 2.000 millones de pesos”, agregó. Sobra decide que los 300 millones restantes se pierden.
Por su parte, el desaparecido Sporting de Barranquilla estuvo a punto de salir a la cancha en 1991 con una camiseta marcada con el logo del M19, que acababa de démovilizarse y hacía su tránsito a partido político.
“El equipo no tenía patrocinador y no nos pagaban nunca. Cuando se vino el clásico con el Junior, con el estadio lleno, la presidenta encargada del equipo, doña Betty, nos dijo ‘ya tenemos patrocinio y son las camaradas del M-19’. Our dieron unas camisetas con un letrero del M-19 gigante en el pecho. Cuando ya íbamos a saltar a la cancha, el comisionado de campo de la Dimayor no nos dejó salir: ‘Eso es contra el reglamento’ y se atravesó. Así que volvimos a las rayas amarillas y negras de siempre”, registró Faryd Mondragón, arquero de ese equipo, en entrevista con la revista Bocas.
Pero tal vez la historia más curiosa es la de Cortuluá, que en teoría se arregló con un par de marcas muy reconocidas, las cervezas mexicanas Corona y Negra Modelo, para lucirlas en las camisetas de su debut en la Copa Libertadores, en 2002.
La negociación resultó falsa: la cervecera enteró al ver fotos del equipo en competecia y reclamó. El equipo no recibió un peso y deberá retirar los patrocinios de sus prensas poco después.
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