Después de que el índice de precios al consumo (IPC) de Estados Unidos repuntara en agosto hasta el 3,7% (desde el 3,2% de julio) por la subida del precio de la gasolina, y de que la creación de empleo se disparase por sorpresa el mes pasado, los mercados aguardaban con expectación este jueves el comportamiento del último IPC, el correspondiente a septiembre, para intuir los próximos pasos de la Reserva Federal, que ese mes pulsó el botón de pausa tras un año de subidas de tipos. Los economistas encuestados por Reuters preveían que la inflación general se situara el mes pasado en el 3,6% en tasa anualizada, una ligerísima mejora respecto a agosto, y la subyacente, en el 4,1% anual, el menor incremento en dos años. Las previsiones de los analistas casi acertaron: la inflación aumentó un 0,4%, desestacionalizado, y un 3,7% en los últimos 12 meses (lo mismo que en agosto), mientras que la subyacente, que no tiene en cuenta los precios de alimentos y energía, más volátiles, fue del 0,3% en septiembre y del 4,1% en el último año, también igual que en agosto. La subyacente es la que más preocupa a la Fed.

El índice de la vivienda fue el que más contribuyó al aumento mensual de todos los precios, representando más de la mitad del incremento. El aumento de los precios de la gasolina también contribuyó en gran medida a la subida mensual general, según la Oficina de Estadísticas del Trabajo de EE UU, que publica los datos. Aunque los índices de los principales componentes de la energía fueron dispares en septiembre, el índice energético subió un 1,5% en el mes. El índice alimentario aumentó un 0,2% en septiembre, al igual que en los dos meses anteriores, con escasa variación entre los alimentos comprados en el supermercado, que aumentó un 0,1% durante el mes, y los consumidos fuera del hogar (restauración), que se incrementó lo mismo, un 0,1%.

Horas antes de conocerse el dato del IPC de septiembre, responsables regionales de la Fed apostaban por la moderación. La presidenta del Banco de la Reserva Federal de Boston, Susan Collins, afirmó que las autoridades están adoptando un enfoque más paciente ahora que los tipos están en su nivel máximo o cerca de él. Su homólogo de Atlanta, Raphael Bostic, afirmó que el banco central no necesita seguir endureciendo los tipos a menos que el descenso de la inflación, progresivo desde agosto de 2022, comience a estancarse. Mientras tanto, Christopher Waller, miembro de la junta de gobernadores de la institución, señaló que la Fed puede “observar y ver” lo que ocurre antes de tomar nuevas medidas con los tipos a medida que los mercados financieros se tensan. Varios factores añaden incertidumbre a un panorama estable hasta hace unos días: el fin de la prórroga para evitar el cierre de la Administración, y el estallido de hostilidades entre Israel y Hamás, que podría ulteriormente amenazar la producción de petróleo en la zona. De entrada, la acusada subida del crudo el primer día de la guerra se vio compensada enseguida por un descenso.

Política monetaria restrictiva

No obstante, el comité de política monetaria de la Fed (FOMC, en sus siglas inglesas), el encargado de fijar el precio del dinero, acordó el mes pasado que la política monetaria debería seguir siendo restrictiva durante “algún tiempo” para seguir enfriando la inflación, al tiempo que señalaba que los riesgos se habían vuelto más equilibrados, según las actas de la última reunión de la Fed, publicadas este miércoles. La principal conclusión de esa convocatoria es que habrá una subida adicional antes de que acabe el año. Las minutas confirman que la mayoría de los funcionarios consideraban que un aumento más “sería apropiado” para enfriar la demanda y acercar la inflación al objetivo del 2%.

“Los participantes en general consideraron que, con la postura de la política monetaria en territorio restrictivo, los riesgos para el logro de los objetivos del comité [federal de mercado abierto, o FOMC] se habían vuelto más debatibles”, dicen las actas.

“Todos los participantes” coincidieron en que el FOMC estaba en condiciones de “proceder con cuidado” y que las decisiones políticas dependerían de los datos y tomarían en cuenta “el balance de riesgos”. Las minutas muestran que los funcionarios de la Fed se acercan a una perspectiva política simétrica, donde el riesgo de un ajuste excesivo y una recesión se contrapone a una inflación prolongada por encima del 2%.

Las minutas indican que “una mayoría” de los funcionarios de la Reserva Federal consideraban que un aumento adicional de las tasas “sería probablemente apropiado” para ayudar a frenar la demanda y acercar la inflación a su objetivo del 2% en los próximos dos años, mientras que “algunos” sostuvieron que “no estarían justificados más alzas”. En las previsiones publicadas el mes pasado, 12 de 19 funcionarios proyectaron un aumento más este año, mientras que la estimación media mostró que esperaban menos recortes de tasas en 2024 y 2025.

Tras la publicación de las actas de la reunión de septiembre de la Fed, los rendimientos de los bonos del Tesoro a dos años, sensibles a la política de la Reserva Federal, y el dólar recortaron las ganancias del día, mientras que el índice S&P 500 recortó pérdidas.

“La Fed está cerca del final de su campaña de subidas de tipos y los acontecimientos del pasado fin de semana [la ofensiva de Hamás contra Israel] probablemente confirmen esta opinión”, dijo el miércoles Jeffrey Roach, economista jefe de LPL Financial, a la agencia Bloomberg. “El riesgo de un endurecimiento excesivo parece hallarse en equilibrio con el riesgo de un endurecimiento insuficiente”.

Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal

La agenda de Cinco Días

Las citas económicas más importantes del día, con las claves y el contexto para entender su alcance.

RECÍBELO EN TU CORREO